Todo el acero de refuerzo utilizado debe colocarse en la posición exacta mostrada en los planos y deberá asegurarse firmemente para impedir que se desplacen en el momento de colocación del hormigón. Estas posiciones deberán de ser aprobadas por el Interventor. Para el amarre de las varillas se utilizará alambre para que nos ayude o en casos especiales utilizaremos las soldaduras. La distancia que debe de tener el acero a las formaletas se mantendrá por medio de bloques de morteros prefabricados, silletas, tensores u otros dispositivos aprobados por el interventor. Los elementos metálicos da soporte que vayan a quedar en contacto con la superficie exterior del hormigón con la superficie exterior del hormigón serán corrosibles. En ningún caso se permitirá la utilización de piedras o bloques de madera para mantener el refuerzo en su lugar.
Con respecto a las varillas de refuerzo, antes de su colocación en la obra en la que se esté trabajando e inmediatamente antes de la colocación del hormigón, serán revisadas todas y cada una de ellas cuidadosamente para que estén libres de óxido, tierra, grasas, pinturas, aceites, escamas y de cualquier otra sustancia extraña que pueda disminuir su adherencia en el hormigón. Debemos de tener en cuanta siempre el precio del acero por kilo, ya que es fundamental para determinar su calidad y el coste que tendrá en la obra.
Durante la colocación del hormigón se vigilará en todo momento las distancias entre las varillas y la de éstas a las caras internas de la formaleta a que se conserven intactas. No se debe de permitir el uso de ningún elemento metálico o de cualquier otro material que aflore de las superficies del hormigón acabado, distinto a lo que se ha indicado expresamente en los planos o en las especificaciones adicionales que ellos contengan.