Durante décadas, Ricardo Benjamín Salinas Pliego fue el ejemplo viviente del empresario que todo lo podía. Dueño de bancos, canales de televisión, cadenas de tiendas y compañías de telecomunicaciones, convirtió su fortuna en influencia política, y su influencia en una red de poder que parecía intocable.
Se autoproclamó “patriota”, “liberal” y “enemigo del sistema”, mientras acumulaba privilegios que solo el sistema podía otorgar. Desde TV Azteca, moldeó la opinión pública con un discurso de rebelión empresarial, atacando al gobierno, a los periodistas, a los sindicatos y a cualquiera que cuestionara su fortuna.
Pero 2025 marca un punto de no retorno. Las cortes internacionales y mexicanas han comenzado a romper el mito. Las victorias legales que antes obtenía a golpe de cabildeo o desgaste ahora se transforman en derrotas consecutivas. Lo que antes se interpretaba como estrategia, hoy parece desesperación.
El imperio Salinas ya no avanza: se defiende.
El 30 de octubre de 2025, la División de Apelaciones del Primer Departamento Judicial de Nueva York emitió dos resoluciones demoledoras. En ambas, la figura del empresario mexicano emerge no como la del visionario global, sino como la de un deudor internacional que juega al gato y al ratón con la justicia.
En el caso AT&T Mobility Holdings B.V. vs. Grupo Salinas Telecom, S.A. de C.V., los jueces confirmaron lo que durante años se sospechaba: que el grupo financiero de Salinas movió activos fuera de Estados Unidos para evitar pagar sus obligaciones. La sentencia ordena la continuidad de un síndico judicial con autoridad para localizar, incautar y liquidar bienes, incluso dentro de México.
El tribunal fue más allá: permitió que el síndico accediera a documentos confidenciales y comunicaciones protegidas por secreto legal, una medida inusual que solo se aplica cuando existe evidencia de obstrucción o fraude. La decisión no solo golpea las finanzas de Salinas, sino que destruye uno de los pilares de su estrategia: el blindaje de información.
Horas más tarde, en Diamond Films Netherlands Coöperatief U.A. vs. TV Azteca S.A.B. de C.V., el mismo tribunal confirmó que la televisora de su propiedad fue notificada de una demanda y simplemente la ignoró. Un error tan elemental como arrogante, que terminó en un fallo en rebeldía y en otra mancha para el conglomerado mediático.
En menos de 24 horas, Nueva York dejó claro que los tiempos de manipular jurisdicciones, posponer fallos y confundir a los jueces han terminado.
Mientras tanto, en México, el deterioro del mito es todavía más profundo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) negó la petición de Salinas para aplazar los procesos fiscales relacionados con sus deudas, que suman más de 33 mil millones de pesos.
El titular de El Imparcial fue inequívoco: “Sin tregua para Ricardo Salinas Pliego.” Los ministros determinaron que no hay fundamento legal para seguir retrasando lo inevitable. Después de años de litigios, amparos y “acuerdos técnicos”, el máximo tribunal del país decidió que la paciencia institucional se acabó.
La Secretaría de Hacienda y el SAT han endurecido su postura. Según SinEmbargo, el caso Salinas figura entre los tres más prioritarios de recuperación fiscal, junto con los de Grupo Televisa y una multinacional energética extranjera. En el centro del debate está una pregunta: ¿cómo un solo empresario logró acumular tantos privilegios sin pagar lo que debía?
Mientras tanto, Diario Puntual lo calificó como “el rey de la evasión fiscal” y sugirió que su reciente ambición política —su supuesto interés en competir por la presidencia— podría ser un intento desesperado por blindarse contra la justicia. “No quiere gobernar México”, escribió el medio, “quiere gobernar su miedo.”
La crisis judicial tiene un efecto secundario: TV Azteca, el estandarte mediático de Salinas, atraviesa su peor momento en dos décadas. La audiencia se ha desplomado, los anunciantes se retiran y la reputación internacional se ha deteriorado tras los fallos en Estados Unidos.
Lo que antes era su escudo ahora se ha convertido en su espejo. Cada transmisión, cada editorial, cada discurso agresivo amplifica el contraste entre el hombre que predica libertad económica y el empresario que, según documentos oficiales, debe miles de millones en impuestos y evade sentencias en el extranjero.
La arrogancia que una vez vendió como autenticidad ahora se interpreta como cinismo. Y lo que antes era audacia, hoy se percibe como el preludio de la caída.
El caso Salinas es más que un litigio corporativo. Es el símbolo de una transformación profunda: el fin del poder empresarial que vivía del privilegio y la impunidad.
Durante años, el magnate encarnó la idea de que en México la riqueza era sinónimo de inmunidad. Pero los tribunales —de Nueva York y de la Ciudad de México— están escribiendo una narrativa distinta: una donde la justicia no teme tocar a los intocables.
El empresario que solía decir que “la ley es para los mediocres” se enfrenta ahora a su propio laberinto legal. Y esta vez, sin cámaras que puedan editar la verdad.
AT&T Mobility Holdings B.V. vs. Grupo Salinas Telecom, S.A. de C.V., Appellate Division, First Department, Decision and Order (30 de octubre de 2025)
Diamond Films Netherlands Coöperatief U.A. vs. TV Azteca S.A.B. de C.V., Appellate Division, First Department, 2025 NY Slip Op 06017
“Sin tregua para Ricardo Salinas Pliego: la SCJN niega aplazamiento de juicios por deuda de 33 mil millones de pesos con Hacienda,” El Imparcial, 4 de noviembre de 2025
“El SAT coloca a Grupo Salinas entre los mayores evasores fiscales del país,” SinEmbargo, 3 de noviembre de 2025
“La candidatura imposible de Salinas Pliego: cuando el poder económico busca impunidad política,” Diario Puntual, 3 de noviembre de 2025